sábado, 16 de julio de 2016

Un Vistazo Al Futuro

En el Bajío la ciudad de León tiene ahora más de diez millones de habitantes. Las
colonias se han ido fusionando con los cerros aledaños, mientras el concreto de las
calles y fraccionamientos toma la forma de una cuadrícula caprichosa, que ahora cubre
más de 900 kilómetros cuadrados. El Cerro del Gigante ya es solo un parche verde
oscuro que sobresale entre cientos de casas que amenazan con cubrirlo por completo.

Desde la distancia, el cerro parece un gigante encorvado que duerme bajo la amenaza
constante de una decisión del cabildo leonés, que finalmente acabe por aprobar los
cambios de uso de suelo que faltan para convertir al municipio en una enorme y sólida
plancha de concreto.

Los días son de un calor insoportable que se alimenta de las calles pavimentadas con
concreto hidráulico, cada uno de sus carriles es como un comal alargado calentándose
bajo el sol del mediodía. Los domingos, algunos fieles se atreven a desafiar las
baldosas ardientes y con paso apurado se dirigen a su parroquias, buscando siempre
las sombras de los numerosos edificios multifamiliares que flanquean las calles,
haciendo así un último esfuerzo (que seguramente sumaran a fin de mes a sus
obligadas penitencias) por mantener la tradición de la misa de dos vigente, aunque mes
con mes esta se va convirtiendo en una opción cada vez menos popular entre la
población.

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